jueves, 28 de mayo de 2015

Diversidad funcional mental o intelectual. ¿Neurodiversidad? (3º post Dayanna Ortega)


En el anterior post se habló sobre la lucha de los derechos de las personas con diversidad intelectual y no muy alejada de  esa línea, en este post se hablará de la introducción del concepto de  neurodiversidad como nuevo término para aquellas personas que padecen alguna “discapacidad” intelectual.

Según Wikipedia, la neurodiversidad “es un concepto que promueve la idea de que la diversidad en las características humanas también se extiende al campo neurológico. Este término fue concebido por la comunidad autista para referirse a la neurología atípica del autismo. El término se utiliza en contraste a otros términos tales como desorden o enfermedad. Su aplicación va más allá del autismo, ya que se lo puede utilizar para describir el Trastorno por déficit de atención con hiperactividad(TDAH), la dislexia, etc”. http://es.wikipedia.org/wiki/Neurodiversidad

Como se ha mencionado anteriormente, “el concepto de neurodiversidad fue creado por la comunidad autista en los 90  y promueve la idea de que la diversidad humana incluye las distintas expresiones neurológicas. El término tiene una connotación positiva y se utiliza como alternativa a “desorden”, “trastorno” o “enfermedad”. Es decir, son  neurodivergentes aquellas personas que su mente funciona de una manera diferente y los neurotípicos aquellas personas con funcionamiento neuronal típico, su mente funciona como la de la mayoría”. https://laspalabrasescritasnoselasllevaelviento.wordpress.com/neurodiversidad/
Como vemos, esta idea es paralela a una que ha sido mencionada en los post grupales, y es el cambio del uso del término  “discapacidad” por el de “diversidad funcional”, quitando esa connotación negativa, de manera que esas diferencias dejen de entenderse como medio para apartar a este colectivo de la sociedad y proceder a su inclusión plena en todos los ámbitos, ya sea educativo, social, cultural. Así, se dejaría de ver estas diferencias como un impedimento o una enfermedad y aceptar por fin la riqueza de la variedad y diversidad de la población humana.
“El concepto de neurodiversidad ha recorrido camino apoyándose en investigaciones neurocientíficas que muestran los correlatos neurológicos, genéticos y metabólicos del autismo, y gracias sobretodo a foros online dedicados a la autoconsciencia (neurológica) y al empoderamiento autista, se ha organizado en las últimas décadas un interesante e importante movimiento político para redefinir el autismo como una variación natural no patológica.
Para estos activistas, el autismo no es un trastorno. Tampoco es una epidemia ni un sufrimiento para las personas que son así. Simplemente, es una forma más de ser persona. Es cierto, como nos recuerda uno de los activistas más reconocidos, Ari Ne’man, que las personas autistas a menudo tienen dificultades para la interacción social”. http://expdem.net/2013/10/17/el-concepto-de-neurodiversidad/
Por otro lado, pese a los aspectos a favor de este nuevo término, existe cierta controversia debido a que carece de una base científica más sólida y sí que debería considerarse el autismo o el TDAH como una patología debido a sus consecuencias a nivel cognitivo y conductual.
Como conclusión, podría decir que la propuesta a ampliar el uso de ese término para aquellas personas que padezcan diversidad funcional intelectual me parece correcto, al igual que con el uso del término de diversidad funcional. Principalmente, que padezcan o no esa “patología” no les hace menos distintos que el resto de personas y demás las personas neurodivergentes tampoco deberían padecer discriminación por su condición y es más, aunque la propuesta salga de la comunidad autista el resto de la sociedad debería dejar de lado sus prejuicios y estigmatizaciones e ir adaptándose a variedad de la realidad, empezando por uno mismo y siendo consciente de ello, como ha pasado con  la homosexualidad por ejemplo, que hace no mucho tiempo se le consideraba enfermedad. No obstante, también creo que se deberían realizar estudios más afondo para determinar un límite, si es que lo hay, entre neurodivergencia y enfermedad.

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